“Cuando te enfocas en ser una bendición, Dios se asegura de que siempre seas
bendecido en abundancia” – Joel Osteen

En mi país, Venezuela, hay una hermosa costumbre: los hijos le piden a sus padres la
bendición, los nietos hacen lo mismo con sus abuelos y los sobrinos con los tíos.
Bendición, mamá, dicen los niños al acostarse o cuando salen de la casa, y la madre les
responde: Dios te bendiga. Dar la bendición es un acto de amor y de fe.
Al revisar el significado de la palabra bendecir nos encontramos que es “invocar sobre
una persona, un lugar o una cosa la protección de Dios y su espíritu santificador”.
Cuando bendecimos a los demás le pedimos a Dios, creador y dador de todo lo bueno,
que los cubra con su poder y su espíritu. Cuando bendecimos un lugar, pedimos que
sea un espacio de regocijo, de prosperidad, de unión, de progreso.
Si lo vemos con detenimiento, bendecir o ser bendecido, son pequeños gestos, actos
sencillos, cortos, pero grandes en valor y significado.
La palabra bendición viene del latín, del verbo “benedicere”, y significa “hablar bien” de
una persona o de algo, enaltecerlos, pero espiritualmente hablando su significado es
todavía más profundo y poderoso, porque está relacionada con la capacidad que
tenemos de generar bienestar y prosperidad en la vida de los otros.
Al bendecir deseamos lo mejor para los demás.
Cuando bendecimos generamos una energía hermosa y positiva, de amor, cordialidad,
respeto, consideración, y lo mejor de todo, es que eso que deseamos lo atraemos
también para nosotros. Enviamos pensamientos de luz y esa misma luz se nos
devuelve.
Cuando alguien nos bendice, lo correcto es aceptar con agradecimiento ese bello gesto.
Abrir nuestro corazón para recibirla con fe y esperanza.
Por eso mi recomendación es que bendigamos siempre, desde el corazón, de manera
genuina y honesta, a las personas que nos rodean, a los lugares que visitamos;
bendigamos los alimentos, nuestro sueldo, nuestro dinero. Bendigamos al amor para
que nunca nos falte, al amor de los hijos, de la familia, de la pareja, y el amor propio.
Yo los bendigo y los abrazo desde el corazón.